TODO CHILE COMUNICADO

66 156 GB a la semana es el promedio del consumo de datos en Paihuano “Yo sé lo que dan mis animales. Esa vez cargué la mula precisa calculando el equilibrio para que no se lastimara. Y subimos, a su paso, repechando, buscando la huella por donde mejor se pudiera afirmar. Llegamos a la cumbre en seis horas”, recuerda. Apenas desmontó, decidió bajar. A Manuel no le gusta acampar en la cima. Los animales pueden aguantar las tres horas de subida sin tomar agua, pero no resisten pasar toda una noche con sed ni menos descender las dos horas y media al día siguiente sin haberse hidratado. Además, cargar agua significaba un peso demasiado lujoso. Por eso, Manuel insistía en salir a las ocho de la mañana para así regresar antes del anochecer. Así, dice, nunca ha tenido un accidente. Salvo aquella vez que no deja de dolerle. Manuel trabaja con su padre, sus dos hijos (Diego y Renato), sumujer (Jeanet Pastén), un hermano y con su amigo Francisco Hernández. El equipo recorre al animal como si fuera la tripulación de un avión revisando con los ojos de las manos por si algún fragmento de la carga pudiera haber quedado inconcluso o mal montado. A tal nivel ha llegado la minuciosidad que la voz se ha corrido por el valle, bajando hasta La Serena. “En este negocio, tenemos el monopolio, porque el resto de los arrieros ha desistido”, dice, aludiendo a la competencia. Y, claro, aunque Manuel es bueno para la talla, para conversar y para inventar historias (“soy amistoso, alegre y mentiroso. Hay que mantener entretenida a la gente cuando estamos subiendo en medio del calor, tres horas por una ladera”), en algunas ocasiones, se enoja.

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