Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  29 / 32 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 29 / 32 Next Page
Page Background

COLUMNA_

SANTIAGO PUEDE

Smart Guangzhou”

(pronuncie Guanchó),

Ministerio de Relaciones Exteriores, Santiago,

2014. Fue la primera vez que escuché el

concepto de

smart city

en palabras de su

alcalde en un encuentro de cooperación de

municipios chinos y chilenos. Y con orgullo

presentaba lo que ha sido el proyecto: entre

otros, ser junto a Hong Kong una de las dos

ciudades asiáticas finalistas en el World

Smart Cities Award. Y ahí viven 14 millones

de habitantes. La reflexión obvia: ¿y Santiago

puede? Yo creo que sí. Pero hay un factor

crítico: aplicar lo que en investigación social

llamamos

grounded theory

. O sea. Partir de la

calle, de la vida, de las personas y sus usos

y prácticas hacia el diseño y la teoría, y no

viceversa. Somos Santiago, no Guangzhou.

Hace 50 años o más que Santiago viene

intentando ponerle freno a la contamina-

ción ambiental, en lo que podríamos decir un

continuo de políticas públicas y esfuerzos

privados cuyo resultado está a la vista.

Seguimos envueltos en esmog y le hemos

heredado el modelo a la mayoría de las

ciudades de nuestro país.

Sin embargo, en los últimos años pareciera

ser que por fin se vislumbra optimismo

porque hay una nueva forma de comprender

la ciudad y nuevas miradas sobre cómo

vivirla. Y ello viene más de las nuevas gene-

raciones que están viviendo de una forma

particular la ciudad, más que de aquellos

que debieran ser los responsables de un

“proyecto ciudad”. Mi hipótesis es que en

estos tiende a haber una mirada más bien

discursiva de la realidad y no del valor y

contenidos empíricos que esta aporta. Es

la pugna entre un enfoque “positivista” y uno

tipo

grounded theory

o teoría anclada.

Recuerdo el relato de la alta gerencia de

una conocida compañía al experimentar el

impacto no esperado del “edificio corpora-

tivo” cerca del Aeropuerto: hoy lamentando

la fragmentación organizacional y los

efectos en la cultura por esto de separar a

los ejecutivos en “la torre” y los operarios

en “la planta”. Si antes

white

y

blue collars

se

topaban en el caótico laberinto de oficinas

que tenían en la zona sur de Santiago, hoy

se perdió el contacto cotidiano entre ambos.

Y este diseño inteligente ha pasado a ser la

representación simbólica de la inequidad, de

las brechas, de la segmentación social con

su consecuente merma de las confianzas.

Y con reforma laboral ad portas. ¿Se quería

ser

smart company

? De todas maneras. Pero

algo no se hizo bien.

Cuando se sueñan, diseñan, planifican y

ejecutan proyectos como el del mencionado

edificio corporativo o políticas públicas en

transporte, energía o incluso un censo, los

usuarios finales tienen mucho que relatar

y que aportar. Es lo que también llamamos

el co-construir. Aquello que no solo aporta

al diseño, sino también cautela los riesgos

de la no escucha: que le hagan

bullying

al

proyecto, lo invaliden y se instale como

problema de largo plazo.

Los chilenos que se han subido a las

bicicletas municipales, los que compran

entradas al cine por internet, los que

compran ampolletas de bajo consumo,

han madurado. Esa madurez que también

podemos llamar “ciudadanos más

inteligentes”. ¿Porque sí? ¿Porque es cool?

No. Porque la ecuación de conveniencia

que se está gestionando en esas mentes,

en sus hogares, se ha complejizado para

lograr mayor bienestar, mayor eficiencia

presupuestaria, mayor optimización del

tiempo, una mejor experiencia de consumo

o un uso más eficiente de la política

pública. ¿Es más inteligente? Mucho más.

Porque forzosamente lo ha tenido que

ser. Y de ahí la valoración sin igual de las

tecnologías de información disponibles que

permiten demorarse menos en un trayecto;

de las plataformas de relacionamiento

que permiten andar más contento, más

informado y más integrado. Un santiaguino

que, en un escenario de altos niveles de

incertidumbre para lo que han sido nuestro

últimos 25 años, en una dimensión de su

vida, puede experimentar mayores niveles

de control.

Elvira Chadwick, Socióloga, PUC. Creadora

de la consultora “atelier” y con enfoque

etnográfico Lado Humano. Bloguera en

T13.cl